El pasado día 3 de Abril del 2008, nos llevaron a visitar el Monasterio de la Cartuja de Sevilla. Estábamos esperando en la fila a que nos tocara entrar mientras la señorita nos llevaba las mochilas y los bolsos, nosotros esperábamos jugando, riendo y hablando. Pasaron 5 minutos y entramos a ver el Ombú, la señorita nos contó la historia de su gran viaje, la escuchamos muy atentos y luego nos hizo preguntas, todas las contestamos bien. Un poco después vimos a una persona vestida de blanco así muy parecido a un monje.
Posteriormente entramos en un jardín muy grande donde habían cuadrados rellenos de césped, después se nos acercó un hombre y nos dos metió debajo de un techo con plantas colgando de arriba, nos sentamos en los escalones y ese hombre nos dijo a todos que su nombre era Antonio, y una vez que estábamos todos bien sentados Antonio nos explicó un poco de que se trataba la arquitectura en general, nos comentaba que para él la arquitectura era una de las profesiones más bonitas; Antonio nos llevó a una sala donde dijo que allí, en el monasterio estuvo José Miguel un arquitecto; en la pared estaban colgados unos cuadros de José Miguel. Antonio dijo que aquel arquitecto quería crear una ciudad de plástico para vivir en el agua; todos los niños al pasar a la siguiente sala nos quedamos sorprendidos, vimos un gofre gigante de plástico que era la maqueta de la ciudad que José Miguel quería construir. Seguidamente Antonio explicó como vivir hay.
Media hora después de terminar la actividad entramos en una habitación pequeña y dentro había una monitora que nos preguntaba como crearle a un niño/a un huevo y que salgan de él sin romperlo ninguno de ellos han podido salir. Luego la monitora eligió a Elías para que fuera el arquitecto pero él no tenía ni idea de cómo hacer un huevo en el que cupieran 25 niños/as, pero como él no lo sabía, pues Isa levantó la mano y ella dijo que se agruparan todos, que ella medía los lados y de arriba u abajo, al final consiguió medirlos, cuando de repente nos dijeron que nuestro grupo era el de construcción y el de Elías era de transporte de material. Después de 15 minutos de trabajo lo conseguimos haciéndolo en equipos. Una vez teniéndolo todo hecho fuimos saliendo por un tubo.
Luego nos recogió el hombre que vimos en la puerta, ese hombre nos dijo que se llamaba Fray Rafael. Entramos en el monasterio, era precioso, y a nuestras espaldas habían estatuas de muertos pero esos muertos eran muy importantes para los cartujos, esas personas han sido muy valientes y por eso se ha decidido que se enterraran allí. Son como los Santos. También había un hombre y una mujer, el hombre a sus pies tenía dos leones, y la mujer, los mismos dibujos del Ayuntamiento.
Por último fuimos al taller de cerámica, nos dijeron que decoráramos unos platos de cartón, yo lo decoré en estilo griego y en el fondo del plato un monje rezándole a una virgen preciosa, y aquí finalizó nuestra visita al Monasterio de la Cartuja y regresamos muy contentos al colegio.
Posteriormente entramos en un jardín muy grande donde habían cuadrados rellenos de césped, después se nos acercó un hombre y nos dos metió debajo de un techo con plantas colgando de arriba, nos sentamos en los escalones y ese hombre nos dijo a todos que su nombre era Antonio, y una vez que estábamos todos bien sentados Antonio nos explicó un poco de que se trataba la arquitectura en general, nos comentaba que para él la arquitectura era una de las profesiones más bonitas; Antonio nos llevó a una sala donde dijo que allí, en el monasterio estuvo José Miguel un arquitecto; en la pared estaban colgados unos cuadros de José Miguel. Antonio dijo que aquel arquitecto quería crear una ciudad de plástico para vivir en el agua; todos los niños al pasar a la siguiente sala nos quedamos sorprendidos, vimos un gofre gigante de plástico que era la maqueta de la ciudad que José Miguel quería construir. Seguidamente Antonio explicó como vivir hay.
Media hora después de terminar la actividad entramos en una habitación pequeña y dentro había una monitora que nos preguntaba como crearle a un niño/a un huevo y que salgan de él sin romperlo ninguno de ellos han podido salir. Luego la monitora eligió a Elías para que fuera el arquitecto pero él no tenía ni idea de cómo hacer un huevo en el que cupieran 25 niños/as, pero como él no lo sabía, pues Isa levantó la mano y ella dijo que se agruparan todos, que ella medía los lados y de arriba u abajo, al final consiguió medirlos, cuando de repente nos dijeron que nuestro grupo era el de construcción y el de Elías era de transporte de material. Después de 15 minutos de trabajo lo conseguimos haciéndolo en equipos. Una vez teniéndolo todo hecho fuimos saliendo por un tubo.
Luego nos recogió el hombre que vimos en la puerta, ese hombre nos dijo que se llamaba Fray Rafael. Entramos en el monasterio, era precioso, y a nuestras espaldas habían estatuas de muertos pero esos muertos eran muy importantes para los cartujos, esas personas han sido muy valientes y por eso se ha decidido que se enterraran allí. Son como los Santos. También había un hombre y una mujer, el hombre a sus pies tenía dos leones, y la mujer, los mismos dibujos del Ayuntamiento.
Por último fuimos al taller de cerámica, nos dijeron que decoráramos unos platos de cartón, yo lo decoré en estilo griego y en el fondo del plato un monje rezándole a una virgen preciosa, y aquí finalizó nuestra visita al Monasterio de la Cartuja y regresamos muy contentos al colegio.
Paula Nogales
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