miércoles, 9 de abril de 2008

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Visita al Monasterio de la Cartuja

El día 3 de Abril fuimos al Monasterio de la Cartuja. En la puerta había una estatua de la Virgen María con el niño Jesús en sus brazos, pero el niño estaba un poco roto.
Al entrar, la señorita nos pidió las mochilas para guardarlas. Luego nos fuimos al Ombú y nos contó una historia. Más adelante, llegamos a un sitio donde un hombre había fabricado una colchoneta para vivir en el agua. Desde allí fuimos a una sala de construcción donde mis compañeros construyeron un sitio donde todos pudiéramos entrar. También vimos una sala donde colgaban del techo unas lágrimas de cristal. Después conocimos el lugar donde comían los monjes. Un monje nos dijo que como ellos no podían hablar, Fray Juanito les contaba una historia mientras comían. Había una chimenea y al lado, cinco hornos donde se hacían los platos. Y por último, pintamos unos platos con dibujos de lo que habíamos visto.
Me ha encantado esta visita.
Paula Urbano Martín.

Visita al Monasterio de la Cartuja

El día 3 de Abril fuimos al Monasterio de la Cartuja en atobús.
Entramos, y lo primero que hicimos es ir a ver un árbol muy antiguo que se llama Ombú,tiene más de 500 años. El árbol Ombú nos contó una historia de como vino a España. Todo empezó cuando Cristobal Colón vino de Portugal para pedirle que le dieran algunos barcos para descubrir un nuevo Mundo, porque el rey de Portugal no quería dárselo. Llegó a España a decirle a los Reyes Católicos que si podían darle esos barcos para descubrir un nuevo Mundo, y le dijeron que sí.
Cristobal Colón se fué a descubrir un nuevos países y descubrió América. Allí vió el árbol Ombú y vió que era muy raro.
Volvió a España y se lo dijo a los Reyes Católicos, después volvió a América con su hijo Hernando Colón y volvieron a ver el árbol Ombú pequeño que se quería ir a Sevilla con ellos, se lo preguntó al padre y le dijo que sí. Como Cristobal Colón tenía un amigo que se llamaba Fray Gabriel que era un monje de la Cartuja y le dijo que sí podía quedarse en el Monasterio de la Cartuja y el monje Fray Gabriel como era muy agradable le dijo que sí y lo plantaron allí, para recordar la nueva Tierra. El árbol Ombú dice que no está solo porque al lado de el está la figura de Cristobal Colón que le acompaña y su amigo que es un pajarito.

Luego fuimos al Museo, que tiene una arquitectura impresionante. Primero vimos una noria como la de los hamsters pero grande, de plástico, y con hilos que eran fantásticos; segundo, una marioneta de plàstico y como un cofre,despuès vimos como un aviòn de plàstico casì un poco desinflado. El arquitecto se llama Josè Miguel.

Después seguimos con un monje cartujo que se llama Fray Rafael. La primera sala fue de tumbas de personas muy importantes, yo me acuerdo de un nombre que es Don Diego Enrique que tiene la figura de un leòn que significa mucha fuerza y otro que tenía una flecha en la boca pero ésta había desaparecido.¿Sabes como llegó la flecha en la boca?. Todo empezó cuando estaban en guerra y él se sentó a un lado de un árbol a dormir y vino un hombre que se la clavó.
Pasamos a la siguiente sala que es el comedor de los monjes cartujos que comen sin hablar y Fray Juanito les lee un libro. Ustedes sabeis que los monjes cartujos no pueden hablar, a no ser que su jefe los dejen hablar.
La penúltima sala que vimos era preciosa, donde había lágrimas de la Virgen colgando del techo, antiguamente también había cuadros pero no había ninguno.
Luego estuvimos con otra profesora que se llama Feli que nos dijo que había que hacer unos platos con lo que hubiéramos visto en el Monasterio de la Cartuja. Yo dibujé un horno y la chimenea.
Nos dijeron que en el colegio había un concurso de platos, no se quién va a ganar pero yo estoy muy nerviosa.
Bueno me tengo que despedir, un beso para todos.
Me lo he pasado genial.
María Pilar

Visita al Monasterio de la Cartuja

El pasado día 3 de Abril del 2008, nos llevaron a visitar el Monasterio de la Cartuja de Sevilla. Estábamos esperando en la fila a que nos tocara entrar mientras la señorita nos llevaba las mochilas y los bolsos, nosotros esperábamos jugando, riendo y hablando. Pasaron 5 minutos y entramos a ver el Ombú, la señorita nos contó la historia de su gran viaje, la escuchamos muy atentos y luego nos hizo preguntas, todas las contestamos bien. Un poco después vimos a una persona vestida de blanco así muy parecido a un monje.

Posteriormente entramos en un jardín muy grande donde habían cuadrados rellenos de césped, después se nos acercó un hombre y nos dos metió debajo de un techo con plantas colgando de arriba, nos sentamos en los escalones y ese hombre nos dijo a todos que su nombre era Antonio, y una vez que estábamos todos bien sentados Antonio nos explicó un poco de que se trataba la arquitectura en general, nos comentaba que para él la arquitectura era una de las profesiones más bonitas; Antonio nos llevó a una sala donde dijo que allí, en el monasterio estuvo José Miguel un arquitecto; en la pared estaban colgados unos cuadros de José Miguel. Antonio dijo que aquel arquitecto quería crear una ciudad de plástico para vivir en el agua; todos los niños al pasar a la siguiente sala nos quedamos sorprendidos, vimos un gofre gigante de plástico que era la maqueta de la ciudad que José Miguel quería construir. Seguidamente Antonio explicó como vivir hay.

Media hora después de terminar la actividad entramos en una habitación pequeña y dentro había una monitora que nos preguntaba como crearle a un niño/a un huevo y que salgan de él sin romperlo ninguno de ellos han podido salir. Luego la monitora eligió a Elías para que fuera el arquitecto pero él no tenía ni idea de cómo hacer un huevo en el que cupieran 25 niños/as, pero como él no lo sabía, pues Isa levantó la mano y ella dijo que se agruparan todos, que ella medía los lados y de arriba u abajo, al final consiguió medirlos, cuando de repente nos dijeron que nuestro grupo era el de construcción y el de Elías era de transporte de material. Después de 15 minutos de trabajo lo conseguimos haciéndolo en equipos. Una vez teniéndolo todo hecho fuimos saliendo por un tubo.

Luego nos recogió el hombre que vimos en la puerta, ese hombre nos dijo que se llamaba Fray Rafael. Entramos en el monasterio, era precioso, y a nuestras espaldas habían estatuas de muertos pero esos muertos eran muy importantes para los cartujos, esas personas han sido muy valientes y por eso se ha decidido que se enterraran allí. Son como los Santos. También había un hombre y una mujer, el hombre a sus pies tenía dos leones, y la mujer, los mismos dibujos del Ayuntamiento.

Por último fuimos al taller de cerámica, nos dijeron que decoráramos unos platos de cartón, yo lo decoré en estilo griego y en el fondo del plato un monje rezándole a una virgen preciosa, y aquí finalizó nuestra visita al Monasterio de la Cartuja y regresamos muy contentos al colegio.
Paula Nogales